Con la paz firmada en el este del Congo se logró el silencio de las armas, pero no el hambre. La comunidad internacional celebra los acuerdos diplomáticos, mientras millones de congoleños enfrentan una batalla lenta y cruel, tener el estómago vacío.
El silencio internacional para mi no es otra cosa más que una complicidad.
Está claro que la situación humanitaria se agrava cada vez mas por los combates y la falta de fondos para la ayuda internacional. Una gran cantidad de personas enfrenta hambre extrema junto a desplazamientos forzados, mientras las agencias de alimentos alertan de una interrupción total de las asistencias para el año 2026.
Sin duda alguna la situación no es fácil, en las provincias orientales como Kivu del Norte, Kivu del Sur y Tanganica, la realidad contradice los celebrados acuerdos firmados por las comunidades internacionales ya que más de 10 millones de personas padecen de hambre extrema y alrededor de 25 millones enfrentan inseguridad alimentaria grave, según el Programa Mundial de Alimentos.
Los agricultores no pueden acceder a sus tierras, ya que el grupo armado M23, el cual es respaldado por Ruanda, ha retomado el control sobre vastas zonas del país, con esto provocando el desplazamiento masivo de civiles y el colapso de la producción agrícola del país.
Lastimosamente el PMA se vio forzado a reducir su asistencia de una manera significativa por la falta de fondos, anteriormente podían brindar ayuda a más de un millón de personas, ahora ese numero no supera las 600 mil.
Según la directora del Programa Mundial de Alimentos (PMA) en el Congo, Cynthia Jones, ¨Estamos en una situación en la corremos el riesgo de interrumpir por completo la asistencia alimentaria¨. Lamentablemente en algunas zonas, las personas ya están muriendo de hambre.

2 Imagen tomada de LinkedIn.com
Para mi esta claro que el hambre se está utilizando como un arma por los grupos armados, con estos utilizando estrategias para el bloqueo de las rutas de abastecimiento, saqueando cultivos y controlando los mercados locales como una forma de dominio territorial. Convirtiendo la comida en moneda de poder y el estómago vacío en una herramienta para someter.
Resulta difícil pensar que la situación se pueda llegar a agravar aún más, pero la retirada progresiva de las organizaciones internacionales debido a los ataques, falta de fondos y restricciones logísticas complican aún más la difícil realidad. Según el PMA, alrededor de un millón de personas dejaron de recibir ayuda solo en 2025 por falta de recursos. En algunas zonas como Rutshuru y Masisi, las personas deben sobrevivir con una sola comida al día si tienen suerte de conseguir alguna.
Esta claro que el hambre no es un accidente, es un arma silenciosa, más barata que las balas y mas efectiva que los discursos. Y mientras tanto, el mundo mira hacia otro lado.
La crisis alimentaria en el Congo no es invisible por falta de datos, sino por exceso de indiferencia. Los informes del PMA y ONU son más que claros alertando sobre los niveles catastróficos de hambre, pero los grandes medios internacionales escasamente dedican titulares a la gravísima situación, la cobertura es mínima y no olvidemos la vergonzosa respuesta financiera.
Pero si vemos la cobertura que se le da a otros conflictos internacionales como lo son la guerra en Ucrania o el conflicto en Gaza, la diferencia es abismal, estos reciben atención constantemente, fondos millonarios son destinados a estos, más la solidaridad global que reciben.
Me pregunto ¿Sera que esas vidas si merecen ser lloradas?, ¿Qué cuerpos tienen derecho a la urgencia? El constante silencio a la situación de hambre en el Congo no es casual, es selectiva, estructurada y profundamente racializada.
Que pasa con las potencias que alguna vez explotaron el suelo congoleño para alimentar sus industrias, hoy callan ante el hambre que dejaron atrás. Tanto la Unión Europea, los Estados Unidos y la misma Unión Africana decidieron optar por la diplomacia del olvido, con esto convirtiendo el hambre en una rutina y la muerte en no mas que una estadística.
Vivimos en un mundo el cual mide la urgencia por trending topics y la empatía por geopolítica, el escribir sobre el hambre en el Congo es un acto de resistencia. No se trata solo de informar, es negarse a la aceptación del olvido como un destino.
No podemos permitir que los gobiernos se aparten, que los medios callen, que las ONG se retiren. Debemos buscar una reacción global a la ya trágica situación en el Congo.
Esta claro que no hay soluciones mágicas, pero si decisiones posibles, algunas de estas requieren de la voluntad política, mientras tanto otras apenas requieren atención, como por ejemplo el financiamiento urgente de PMA junto a otras agencias humanitarias, ejercer mayor presión diplomática a Ruanda y otros actores regionales, la rápida reapertura de corredores humanitarios, dar exposición global a la crisis y por supuesto escuchar a los ciudadanos congoleños.
¨Por qué en el Congo, el hambre no es solo ausencia de comida. Es ausencia de mirada. Y mirar, nombrar, escribir, eso también es una forma de romper el cerco¨
**Luis Mainieri

