Barva de Heredia, mantiene muy vivas y arraigadas sus coloridas tradiciones. Además, es un pueblo que lo rodea una cultura bastante pintoresca, desde su nombre hasta las reconocidas mascaradas de agosto.
Su nombre, proviene de aquel cacique indígena llamado Barvak, encargado de proteger y dirigir el pueblo ubicado en las faldas del volcán Barva. Asimismo, sus tradicionales mascaradas también poseen su peculiar historia.
Estas fiestas son en honor a San Bartolomé, quien es el santo patrono de los carniceros, encuadernadores y yeseros. De la mano, viene la explicación del porque en estas fiestas se celebra particularmente con vejigas de cerdo. Ya que San Bartolomé murió desollado vivo, y las vejigas conmemoran la piel del santo.
A las 2:00 p.m., del sábado sonaron las retumbantes bombetas de turno. Estas darían inicio a los recorridos de las mascaradas, saliendo detrás del colegio Rodrigo Hernández Vargas, de Barva.
Una tarde calurosa y un sol a la altura del calor que envuelve la mística de las peculiares y reconocidas mascaradas barveñas. Durante esos primeros minutos, ya las calles se cerraban, los vehículos no podían transitar más. Los vecinos se acomodaban a fuera de sus casas, otros en sus balcones preferenciales y los que llegaban de otras partes del cantón, buscaron campo en las aceras, bien pegados a las paredes, más adelante sabrán por qué.
Conforme avanzaban las masas, se observaban pintorescos personajes en las máscaras, payasos, calaveras, diablos y brujas. Eso sí, a ninguno le podía faltar la herramienta estrella de las festividades, todos desfilaban y se alistaban con su respectiva vejiga en mano.
Desde los familiares mayores, hasta los más chicos todos vivieron la fiesta
Otra de las características más representativas de las mascaradas barveñas que, sin duda, es una de las más reconocidas por la gente, es el simbólico aroma de las vejigas. Solo el que ha estado en estas actividades lo sabe y el que no, pues al instante lo sabrá.
Pasaron los minutos y al ser cerca de las 2:30 p.m., la multitud continuaba llegando. Más y más payasos posando para los fotógrafos y para cualquier persona que les quisiera tomar un recuerdo del momento. Lo particularmente curioso y que llamó la atención de este humilde servidor, fue ver generaciones de generaciones desfilando juntas.
Padres con sus trajes y máscaras, desfilando de la mano con los más pequeños de la casa igualmente con su máscara y su vejiga en mano, como buen infante nacido y crecido en Barva. La mirada del pequeño, se veía llena de felicidad por ponerse su máscara y recorrer las calles del pueblo junto a su padre. Fue la escena más emblemática que se pudo encontrar.
Desde los familiares mayores, hasta los más chicos, todos a la espera del redoble de tambores y las primeras notas de los trompetistas, para dar inicio a la fiesta más esperada del año y por supuesto, que empezaran los vejigazos.
Me bautizaron barveño
Terminado el primero dedicado, que son algo así como las paradas que hacen durante todo el recorrido, un payaso se me acercó al verme bien pegadito a la pared y muy amablemente me dijo, ¨ponga la espalda papi¨ y sí, ese fue el momento en que puse mi espalda y me bautizaron barveño, ya que es mi primer agosto viviendo en estas tierras.
Al ser las 3:00 p.m., el sol picaba con más ganas, se podía ver el sudor en la frente de los barveños que no dejaban de ser parte de esta fiesta. No paraban de bailar al son de la cimarrona, ni dejaban de ser “correteados” por los payasos. Ninguno paraba de gozar y cuidar sus espaldas. Sin embargo, los más fiebres más bien ponían sus espaldas, para que los payasos siguieran con la función.
Por supuesto, ni los payasos ni el público, son de plástico y las famosas aguas virtuosas para refrescarse ya se hacían presentes, entre las calaveras, brujas, duendes y diablitos que le pusieron sabor, vejigazos, alegría y emoción a una calurosa y movida tarde barveña.
Más adelante, conforme avanzaban los dedicados, se iba nublando el paisaje por ahí de las 3:30 p.m., pero, esto sería lo único nublado del día, ya que el calor de la fiesta lo puso la gente al son de la cimarrona.
Con sol o sin él, hasta los más chicos, no dejaban de recorrer las calles del pueblo repartiendo vejigazos, con aquellas caritas llenas de alegría e ilusión de ser parte de esta fiesta familiar que, muy seguramente, sus abuelos un día les contaron y hoy, fue su turno de vivirlas.
Desde pequeños, enseñan a los niños a disfrutar y sentirse orgullosos de sus raíces
Sin duda alguna, esta es de las cosas más recalcables del pueblo barveño, ver como desde pequeños, les enseñan a los niños a disfrutar, a compartir, y sentirse orgullosos de sus raíces y tradiciones. Como ese sentido de pertenencia y arraigo se transmite de generación en generación.
Pasaron las horas, y acercándose el cierre a las 5:00 p.m., en los relojes de los presentes, tomaban la ruta final hacía el parque central, donde concluyeron la cimarrona y la mascarada. Eso sí, los vejigazos siguieron a lo largo y ancho en las afueras del Parque de Barva, donde la policía resguardó y mantuvo el orden, para el disfrute de los asistentes.
Una vez llegados todos, al parque de Barva, cerró esta fecha con música para todas las edades. Lo que no termina es el ferviente deseo que sigan las celebraciones del mes más barveño del calendario, las cuales continúan hasta el 31 de agosto.
Viva a través de nuestro lente esta colorida tradición
*Nota y Fotografías: Erik Villalobos, Periodista Gamma Digital y 5MR.